La UGT en su compromiso para salvar la plantilla del Grupo Dia

El despido colectivo pactado el pasado lunes, uno de los últimos cartuchos para salvar a este gigante de la distribución.

Tras el Acuerdo alcanzado por la mesa negociadora del ERE el lunes por la noche, por el que se conseguían salvar más de 800 puestos de trabajo, (respecto del planteamiento inicial hecho por la dirección de la empresa), ayer se empezaban a dar a conocer los nombres de los trabajadores y trabajadoras afectados por el despido colectivo.

La adopción de esta medida que conllevará el cierre de aquellos centros de trabajo que lastran parte del resultado operacional de la compañía, y que era del todo necesaria para garantizar la continuidad del negocio, ha sido entendida por los trabajadores y trabajadoras de este gigante de la distribución aunque, no por ello, con menor dolor ni frustración, sobretodo, al saberse que aquellos que debían velar por el buen devenir del negocio con su gestión, han sido los que no han cumplido con su deber, y que todos los sistemas de control que debían de verificar que eso era así, han fallado estrepitosamente.

Los trabajadores y trabajadoras del Grupo han gestionado, a través de sus representantes sindicales, fórmulas para salvar la viabilidad del negocio, algo que no correspondía hacer a esta plantilla, pero ante la inoperancia de otros, han tenido que ser ellos quienes hagan un ejercicio de responsabilidad de gran calibre sin el cual, la supervivencia de la compañía tenia los días contados.

Pero esto por si sólo no basta, ahora toca que los que toman el control del negocio, reviertan la mayor parte de la ampliación del capital en reflotar la compañía, medidas fuertes de inversión presentadas en el plan de viabilidad que llevaba ligado el Acuerdo de Despido Colectivo, y que deben de lograr recuperar la confianza no sólo de los consumidores, sino también, y tan importante como ellos, la de los trabajadores y trabajadoras del grupo.

Este es el último cartucho, un cartucho que ha puesto la plantilla sobre la mesa, un sacrificio para salvar un negocio que la mayoría de ellos han sentido durante años como propio, lo que les legitima ahora más que nunca, a exigir el cumplimento y consolidación del proyecto de futuro, y por eso, quienes les representamos, ejerceremos sin descanso esa labor.

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