Después de dos años y medio negociando, y todo lo que ello implica (propuestas, contrapropuestas, redactados, plataformas), hoy, desde la Unión General de Trabajadores no podemos más que sentir frustración y cansancio.

Después de tanto trabajo, de tanto tiempo dedicado a negociar un Convenio que mantuviera unos umbrales mínimos de protección social o de garantías laborales, no nos ha quedado más remedio que NO firmar el documento final. Un documento éste en el que ha imperado la negativa, el bloqueo y la miseria de las asociaciones empresariales que dirigen con puño de hierro el pequeño mundo de las Cooperativas de Crédito.

Y ello es aún más doloroso en cuanto que no dejan de publicar su espectacular remontada empresarial de pingües beneficios; beneficios en todas y cada una de las empresas de este sector de actividad. No puede ser fruto de la casualidad.

Sin embargo, no han sido capaces de superar su mejor oferta en cuanto a incremento salarial que, en el año 2020, en el que toda la plantilla dio la cara ante el Coronavirus, es de un 0%. O hasta el año 2023, que será de un 4,11% total, es decir, mientras que en lo que llevamos de año el IPC ya ha alcanzado un 3,3%, nosotros tendremos una revalorización de 4 puntos en 5 años.

UGT tampoco ha firmado porque entendemos que el derecho a parar para tomar café 15 minutos, no puede estar en manos de algunos directivos. Más cuando algunos de ellos y ellas ya lo están contabilizando en sus entidades para beneficio propio.

Lo único que realmente ha subido significativamente en este Convenio que UGT no ha firmado, es casi el 40% de las horas de crédito sindical. Sin embargo, nosotros y nosotras, delegados de UGT, no firmaremos por un puñado de horas sindicales. Nuestros valores son otros.