Historia de la UGT en TB

Corría el año 78, en plena apertura democrática del Estado español, el sistema inicia la legalización de partidos políticos y sindicatos tras 40 años de total represión. Se inicia así una apertura lenta para las ansias de libertad contenidas de la población, pero imparable en la consecución de los instrumentos democráticos necesarios para dotar a la sociedad de un mínimo de articulación. No cabe duda que en esta labor el sindicalismo de la época tuvo un gran papel representando el soporte básico de nuestro desarrollo y la mejor herramienta para iniciar un progreso hacia mayores cotas de bienestar social.
Al tiempo de la legalización de los sindicatos tradicionales y otros de nuevo cuño, en la UGT se constituye la Federación de Transportes y Telecomunicaciones, aglutinando, como su nombre indica, a la representación de las empresas relacionadas con el transporte por carretera, urbano, aéreo, de mercancías, marítimo, telefónico, etc., siendo la Sección Sindical de Transportes de Barcelona una de la primeras en formar parte de dicha Federación. Se nace como necesidad de dar forma y voz al importante movimiento obrero que en la clandestinidad tuvo gran actividad en nuestra Empresa, dado el estratégico sector ocupado.

Especialmente desde los años cincuenta, donde los bajos salarios y el alza de precios provocaron varios conflictos laborales, como la huelga de los Tranvías de Barcelona de 1951, que se extendió a varios sectores. Considerada como la primera gran huelga contra el régimen, fue una movilización de importante repercusión social para la España del momento. Una vez finalizada la huelga por los tranviarios de la época, esta se reconvirtió anecdóticamente en la primera huelga de usuarios de la historia. El 1 de Marzo comenzaron a circular los tranvías, pero sin gentes «empezando la huelga más original de usuarios, conocida hasta las fechas en el mundo». Calles llenas de gentes que acuden al trabajo andando, con comentarios acerca de «la prueba de civismo» y «unión de un pueblo harto de abusos».

Los organismos del sindicalismo vertical dieron una clara ventaja en todo momento a los empresarios, y los trabajadores solamente tendrán una posibilidad de defensa de sus intereses en los cargos de elección directa (enlaces sindicales, jurados de empresa desde 1954). El Estado regulaba a través del Ministerio de Trabajo las condiciones a las que se habían de ajustar las relaciones laborales, en las que podían intervenir los patronos adaptando la reglamentación del ramo a las características específicas de la empresa.

En este periodo emerge a la sombra del régimen una organización obrera que valiéndose de los escasos instrumentos que el sindicalismo vertical permitía, iniciaron una representación del trabajador y una defensa de las libertades así como la lucha contra la dictadura, hasta la muerte del dictador.

Llegado el deseado acontecimiento y con la apertura democrática de la sociedad, un grupo de ilusionados «tranviarios» constituyeron la entonces naciente Sección Sindical de UGT, con nombres tan relevantes como el de Justo Domínguez, años más tarde llamado a dirigir el sindicato a nivel de toda Catalunya, en la actualidad la Sección dirigida por el compañero Jordi Muñoz de Andrés, defiende con honestidad y dedicación la actual representación del sindicato en nuestra Empresa, en un importante momento donde UGT es el referente de muchos trabajadores, dados los últimos acontecimientos.

Muchos/as compañeros/as han colaborado y han puesto su granito de arena para que una organización centenaria como la UGT, tuviera una digna representación en Transportes de Barcelona, muchos colaboradores anónimos que lucharon por desterrar para siempre las diferencias irreconciliables, el rencor, el odio y la violencia como actitud vital y que creyeron en un sistema democrático de relaciones laborales y en mitigar las diferencias sociales, superando las crisis económicas y facilitando el crecimiento y el empleo digno para todos.

Desde aquí queremos rendirle un sentido homenaje a ellos y a los miles de afiliados anónimos que con su contribución han creído en las siglas y en las personas que las representaban, uniendo la fuerza y el coraje suficiente para la defensa de los intereses de los/as trabajadores/as, siendo en multitud de ocasiones referente social.