Cuando el Gobierno tomó la decisión de integrar los servicios de la extinta FEVE en RENFE y ADIF, se generaron grandes expectativas entre los trabajadores/as; no obstante, el paso del tiempo ha ido convirtiendo estas expectativas en decepción y frustración. De todos eran conocidas las deficiencias que veníamos arrastrando en los últimos años –en muchos casos debido a una mala gestión–, pero era una empresa que daba a los ciudadanos/as un servicio de calidad acorde con los medios que disponíamos.
Actualmente, la situación en RENFE-RAM, lejos de mejorar al quedar integrada en una gran empresa como RENFE, cada vez va a peor: han caído de manera alarmante las inversiones (más necesarias que nunca) y se han paralizado proyectos de integración del ferrocarril de Ancho Métrico en ciudades y para el transporte de mercancías, que nos auguraba una importante mejora.
Lo que debería ser un proyecto ilusionante de futuro para el Ancho Métrico dentro de RENFE, potenciando la red de Cercanías, y siendo el ferrocarril que vertebra la cornisa cantábrica, vemos que está utilizándose como un inconveniente y algunos aprovechan la circunstancia para degradar nuestra imagen, algo realmente preocupante.
Además, la Dirección de RENFE no está mostrando ningún interés en solucionar los problemas con los que nos encontramos a diario en la explotación ferroviaria; los antiguos gestores o gestoras manifiestan que se encuentran maniatados por estar pendientes de decisiones que nunca se toman o llegan tarde desde las altas esferas.
Al final, esto se traduce en PREPOTENCIA y falta de sensibilidad hacia los trabajadores/as de la extinta FEVE cuando de lo que hablamos es de las relaciones laborales, ya que se les sigue tratando como trabajadores/as de segunda; al menos es lo que todos piensan, aunque sólo unos pocos se atreven a decirlo.
El colmo del desinterés se manifestó en la última reunión de Comisión de Conflictos del pasado miércoles en Santander, que no pudo celebrarse ya que no asistió el número de representantes necesarios por parte de RENFE.
En definitiva, llevamos año y medio sin encontrar una sola respuesta positiva en las diferentes mesas de negociación; sólo encontramos el NO por respuesta, lo que nos obliga a judicializarlo todo, como por ejemplo: el plan ahorro jubilación, las dietas a más de 150 kilómetros, por las que se adeudan a los trabajadores/as hasta 2.000 euros, las 50 horas extras que no se están abonando, las bajas por IT que no se están remunerando conforme a la normativa, cuestiones que tendremos que batallar en los tribunales, como en otras ocasiones. Además tenemos los procesos de adaptación, las habilitaciones, las homologaciones, cuyas soluciones siguen demorándose en exceso, lo que demuestra el escaso interés de la convergencia por la que apostamos.
Por todo ello, desde UGT exigimos que de forma inmediata se formen las mesas de trabajo para adaptar el Desarrollo Profesional de RENFE a las diferentes categorías profesionales del Ancho Métrico y caminar, por fin, en dirección de la integración real, que debe producirse paulatinamente y estar completada a finales del próximo año.