Macrogranjas en el sector financiero

En el sector financiero también existen las macrogranjas. Las grandes entidades han creado grandes departamentos (call center) donde se estabula la plantilla, enchufándola a un teléfono mañana tarde y noche, dopada, cambiando los antibióticos por los ansiolíticos.

De estos departamentos salen los productos (hipotecas, préstamos al consumo de móviles y lavadoras, fondos de inversión…) perfectamente envasados al vacío con su bandeja de plástico termoconformado, sirviéndose en el lineal de una oficina virtual donde el consumidor compra y paga con medios digitales.

El objetivo de estos macrobancos es conseguir el mayor interés en el menor tiempo posible para retribuir a sus fondos buitres extrayendo valor de sus clientes y plantillas.

Y las cajas rurales, ¿qué queremos ser en este negocio?

Macrobancos o…

Banca extensiva de cercanía: con oficinas en barrios y pueblos de la España vaciada, con dependientes que te corten fina la hipoteca, que te ofrezcan un producto de ahorro fresco y recién recolectado, que te sirvan un reintegro caliente con su azúcar moreno y donde siempre encontrarás un asesor para cuando necesites un seguro gourmet.

Esa banca extensiva que aporta valor a nuestros clientes, sostenible, integradora: que crea empleo en el territorio y hace más habitables nuestros pueblos y barrios.

Aprovechemos el hueco que nos están dejando los macrobancos en su retirada, concentración y apuesta por la banca especulativa.

No imitemos el low cost, de oficinas sin caja, de gestores digitales, de citas previas, de horarios restringidos, de exclusión financiera, etc.

Mantengamos y pongamos en valor nuestro modelo de negocio de proximidad y servicio o acabaremos engullidos por un macrobanco y en una balsa de purines.

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