Mujeres en los sectores de FeSMC: de trabajadoras precarias a trabajadoras esenciales

NO DEJAR A NADIE ATRÁS. La crisis del coronavirus ha obligado al Gobierno a tomar medidas extraordinarias y decretar el estado de alarma, además de medidas urgentes y extraordinarias para hacer frente al impacto social y económico del COVID-19. Estas normas refuerzan las iniciativas del plan de medidas excepcionales para intentar combatir el virus pero también evidencian la vulnerabilidad a la que están expuestos algunos trabajadores y trabajadoras, muchos pertenecientes a los sectores del ámbito de actuación de FeSMC.

Desde la Secretaría para la Igualdad de FeSMC, siendo el principal foco de nuestra atención como esta pandemia puede afectar a las mujeres, que somos más vulnerables, como así lo confirma un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitido en 2007 sobre epidemias y enfermedades infecciosas que señalaba que “los roles típicos de género condicionan el lugar en el que las mujeres pasan tiempo [la casa, por ejemplo, con personas dependientes]” y, por tanto, “la frecuencia e intensidad de la exposición a determinados agentes infecciosos”. Así concluimos como las mujeres tenemos mas probabilidades, por razones estadísticas, de contagiarnos de la enfermedad debido a nuestros roles como cuidadoras, tanto en los hogares como fuera de ellos (hospitales, residencias…) La pandemia también tiene sesgo de género.

1-.Mujeres como sustentadoras de cuidados. La fragilidad de la conciliación de la vida laboral, personal y familiar. (Y ahora el teletrabajo)

El cierre de centros educativos ha supuesto todo un reto para las familias, que deben asumir el cuidado de los más pequeños durante todo el día, además de las personas dependientes y de los mayores que puede haber en cada uno de los hogares, que casi con certeza, asumirán las mujeres. Según el último informe elaborado por Oxfam Intermón, las mujeres realizan más de tres cuartas partes del trabajo de cuidados no remunerado, y constituyen dos terceras partes de la mano de obra que se ocupa del trabajo de cuidados que sí está remunerado.En esta situación, ¿cómo se vuelve para nosotras el teletrabajo? Cuanto menos, complicado. Las reducciones de jornada, las adaptaciones de horario, la petición de licencias en este sentido vuelven a tener rostro femenino para poder sobrellevar esta “carga”.

La principal razón de inactividad en el mercado laboral (no participación en el empleo remunerado) entre las mujeres son las responsabilidades de cuidado (42% en 2018, frente al  5.1% para los hombres según datos de Eurostat).

Además, la razón primordial que alegan las mujeres para trabajar a tiempo parcial es cuidar menores o adultos dependientes (16% en 2018, versus el 1,9% entre los hombres, según Eurostat). Más aún, los datos de uso del tiempo muestran que aunque tengan empleo a tiempo completo, las mujeres dedican considerablemente más tiempo de su día que los varones al cuidado de otros y al trabajo del hogar (Encuesta de Uso del Tiempo, INE).

Cuando el cuidado no puede ser absorbido por otras mujeres de la familia (principalmente las abuelas) se resuelve mediante la contratación de otras mujeres de manera precaria, sobre todo mujeres inmigrantes  (más del 63% de las cuidadoras contratadas en los hogares son de origen extranjero, según datos de la EPA).

Por lo tanto, primera diferenciación de género que nos seguirá dejando esta crisis, es que  los cuidados de los más vulnerables siguen estando en manos de las mujeres, cuestión que afecta a su relación con el mercado laboral presente y futuro.

2-.Profesiones feminizadas: LAS imprescindibles ante la crisis

Las ocupaciones remuneradas que han cobrado especial importancia en esta crisis sanitaria también son empleos feminizados. Además de los ya sabidos empleos relacionados con la sanidad, a muchas de ellas no les habíamos prestado ninguna importancia, y se daban por supuestas, como el agua al río.

Qué imprescindibles se nos presentan de repente las compañeras del sector de la limpieza, las cajeras, el personal de reposición, la logística,  las cocineras de hospitales y residencias, las lavanderías, profesiones, algunas de ellas, que nunca han sido valoradas como esenciales hasta la llegada de esta  crisis, y sin las que probablemente no podríamos sobrevivir en estos momentos.

Algunos datos: en estas profesiones fundamentales para poder cubrir las necesidades básicas y hacer funcionar el sistema, observamos que, el 71% del personal de farmacia son mujeres; el 93% del personal de limpieza —oficinas, hoteles, casas— son mujeres; y el 84% de quienes atienden en los supermercados —cajeras— son mujeres.

Pero es que además, como se explica desde UGT, el Real Decreto-Ley 10/2020, considera también servicios esenciales los prestados por personas trabajadoras que atiendan a mayores, menores, personas dependientes o personas con discapacidad (otra vez los cuidados, esta vez desde el ámbito laboral),  y también las que realicen servicios de limpieza. Puede entenderse que se considera esencial la actividad de las personas, mayoritariamente mujeres y gran parte de ellas extranjeras, contratadas bajo la relación laboral especial del servicio del hogar familiar, que realicen tareas de cuidados o tareas del hogar, mujeres que hasta ahora, poco o nada tenían reconocidos sus derechos, y a las que no sólo no se consideraba esenciales, sino que mayoritariamente se las trata como trabajadoras invisibles.

Así, muchos de estos sectores  tienen una mayoría de trabajadoras, que están en especial riesgo debido a la falta de protocolos o equipos de protección frente al virus. Es preciso y urgente que tengan a su disposición los equipos de protección adecuados, y que, cuando esto acabe, podamos acordarnos de la importancia y del valor esencial que estas personas habrán tenido en esta crisis.

Segunda diferenciación de género: las esenciales no deben volver a ser invisibles a nuestros ojos, debemos dar valor a todas y cada una de las actividades laborales. 

3-.La situación más grave: las víctimas de la Violencia de género.

Las mujeres que más estarán sufriendo la orden de confinamiento en los hogares es el de las víctimas de violencia de género que, ahora más que nunca, deberán compartir espacio y tiempo con su maltratador. Esta convivencia obligatoria puede aumentar el riesgo de sufrir agresiones, teniendo en cuenta que, además, la situación en el mundo exterior es de incertidumbre y tensión, lo que puede agravar la histeria y los conflictos de puertas para dentro.

Por ello, el Ministerio de Igualdad ha anunciado un plan de contingencia para prevenir, controlar y minimizar estos riesgos. Para garantizar la asistencia a posibles víctimas, los dispositivos de atención 24h, la acogida a víctimas en situación de riesgo, los centros de emergencia, pisos tutelados, alojamientos para víctimas de trata… etc. serán considerados como servicios esenciales.

Además, el número gratuito de asesoramiento 016 seguirá funcionando con normalidad y ha pedido a todas las CCAA que den información actualizada sobre los servicios presenciales y no presenciales que están disponibles para que el 016 no derive a un servicio que no está operativo. Por otro lado, el Ministerio de Justicia ha recordado que los juzgados de violencia de género seguirán en funcionamiento y realizando los servicios de guardia que les correspondan, con normalidad, para asegurar la atención a las víctimas. Ligado a esto, el Ministerio de Igualdad modificó los pliegos que rigen los contratos de los servicios 016 y Cometa, este ultimo encargado del seguimiento y control de las pulseras (órdenes de alejamiento) que llevan los hombres investigados por violencia de género, para que sus trabajadoras en plantilla pudieran teletrabajar. Indicando así que las Administraciones Públicas podrán dictar “las instrucciones necesarias” a las empresas que prestan el servicio, explican fuentes del Ejecutivo.

Pero las circunstancias especiales del encierro por este virus pueden dificultar que las víctimas de violencia de género pidan ayuda o logren por las vías habituales denunciar estas situaciones, por lo que el plan de contingencia activará un nuevo recurso de emergencia para las mujeres en situación de violencia de género, un mensaje de alerta por mensajería instantánea con geolocalización que recibirán las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. El Ministerio también ha anunciado que se pondrá en marcha un chat-mensajería instantánea de contención y ayuda psicológica.

Desde estar en cuarentena con un agresor hasta perder el sustento económico por trabajar en la informalidad: más allá del contagio del virus Covid-19, que mantiene al planeta en alerta, las consecuencias de la pandemia se ceban contra las mujeres, para las que el hogar no siempre es un lugar seguro y de descanso.

Tercera diferenciación de género: Los hogares y el confinamiento no siempre son lugares seguros para las mujeres, por lo que esta crisis también agrava su situación.

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